“En julio de 1994 no murió ninguna mujer pero apareció un hombre haciendo preguntas… Parecía mexicano, pero hablaba un español con acento gringo, sin demasiado vocabulario… Decía llamarse Harry Magaña, al menos así escribía su nombre, pero él lo pronunciaba Magana, de tal forma que al oírlo uno entendía Macgana, como si el pinche culero mamón de su propia verga fuera hijo de escoceses.”
(R. Bolaño, 2666, pag. 518, cursivas nuestras)
Dicen que K. Richards se jaló el polvo de su viejo, lo que es curioso pero intrascendente. En cambio, parece que la madre de Copi se fumó el polvo de su hijo. ¿Esto nos deja relativamente ciegos?
ResponderEliminarDe confirmarse eso sería una catástrofe. Porque el movimiento de mundo de Copi responde a una cuestión esencial a la literatura argentina (desde Echeverría): ¿se deviene uruguayo en el exilio?
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